EL CHARCO

 
Me he caído en este charco
que no me habla de ti
pero pasta de mi amor,
y en su reflejo
me caigo otra vez,
ya no me cabe en él el miedo.
La ropa
se adhiere con recelo a mi piel,
como una vez
tu humedad me caló en el pecho.
Estoy caído
y las piedras del fondo
me agreden
en este charco
que por momentos
creo hondo mar despiadado.
Digo ‘no sé’
y la idea
no permite levantarme,
son arenas movedizas,
busco un cabo
necesito alguien que me lo lance,
la turbidez del agua impide que vea
que la calle está llena
de gente que pasea con cuerda a sus mascotas.
Ahora soy un pez triste

que no llega a fin de mes,
que habita los charcos,
a la espera de que salga el sol para asfixiarse,
que un día se ahogó
pero ya no lo recuerda.