Volveré guiado por el instinto,
como vuelve
la mariposa monarca
de su migración al norte,
aunque no sospeche haberte conocido,
ni haberte besado
hasta en la otra cara de la luna.
Volveré
a buscarte
y al ver el fuego en tus ojos,
recordaré cada sorbo de alegría,
cada sonrisa de pino verde.
Y te contaré tanta ternura
que en algún lugar
de tu corazón de océano,
a un caballito de mar
le sonará de algo esta historia,
en la que vida tras vida,
nuestro amor,
va salvando la muerte.
y al ver el fuego en tus ojos,
recordaré cada sorbo de alegría,
cada sonrisa de pino verde.
Y te contaré tanta ternura
que en algún lugar
de tu corazón de océano,
a un caballito de mar
le sonará de algo esta historia,
en la que vida tras vida,
nuestro amor,
va salvando la muerte.
Volver es ilusionante, implica un comienzo una renovación.
ResponderEliminarEncontrarse renecarnación tras reencarnación. Un abrazo.
EliminarEmpezar cada vida con esa ilusión sólo puede deparar gloria.
ResponderEliminarQue se cumpla.
Un beso.
Se tendría que cumplir con todo ser vivo, hay que estar predispuesto. Gracis Ildu, besos.
EliminarVida tras vida..sin duda, los reencuentros de amor se siguen dando.
ResponderEliminarPreciosísimo poema...
Un abrazo.
El amor no se puede morir, nosotros sí, pero en la siguiente vida lo retomamos. Gracias Luna. Abrazos y besos.
EliminarHay amores eternos.
ResponderEliminarEs verdad.
Saludos.
Sí que los hay, en los cuentos sobre todo. Saludos.
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