TIEMPOS DIFÍCILES

Estar aquí contigo y tan lejos de ti
en la antesala de la perdición,
cartearse con el diablo
tantas veces como se te pase por los pensamientos,
apuntalar con recelo el olvido,
viajar para huir de todo nuevamente,
ser otra vez 
un desconocido peligroso,
un cabo suelto,
una lástima ahogada en la vacuidad de la rutina.

Será mañana cuando la noche
esté más sola todavía,
bajo sus luces amargadas de no dormir,
se perderá un nombre,
tantas veces acariciado,
que la lengua dejará de ser lengua,
y desertará la paz 
de las ventanas de muchas casas.

Pero ese frío
a ti no te conoce,
ni el ruido macabro
del derrumbe de los rascacielos de integridad
que escombran este corazón atribulado.

O tal vez sí
y la pena haya enraizado tanto
que no quede tierra libre
para sembrar nueva libertad,
ni entendimiento posible
que abarque 
la magnitud inmensurable de este dolor.