14 noviembre 2014

PERDIENDO VALOR


Pasaron años y no te escribí un solo poema,
para no mancillar tu rostro
tratando de describirlo,
con la torpeza de una pasión exacerbada,
y mi tosca pericia en el manejo de unas parcas palabras.

Luego, con el recuerdo de tu imagen 
expuesto al deterioro del vagar de los sueños,
comenzaron a fluir tímidos los versos,
para rellenar el vasto vacío que dejaba tu esencia al despoblarme.

Y cuando me creía sumido en tu abandono,
destinado a sufrir la fría e invernal desazón de tu ausencia,
asumiendo haber perdido todo aquello para siempre,
te encontré, sí, te encontré,
sin estar preparado para ello,
estabas allí, inmóvil,
entre el murmullo de la gente.
Comprobé que seguía intimidándome
esa fuerza arrolladora que desprende tu belleza,
yo solo quería preguntarte cualquier cosa,
y observar el movimiento de tus labios
acariciando el aire que nos rodeaba,
y volver a cruzar mis pupilas con las tuyas,
con la seguridad de que no iba a ser yo el primero en apartarlas,
pero estos años, han decelerado mi arrojo en el viaje,
mermando mi valor,
dejando solo el justo para saludarte.

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