Por ti derramo letras y letras,
de amor itinerante,
y alcanzo la paz con el grafo,
dibujando un verso que logre rozarte.
No sufro mayor desdicha que la de tu
ausencia
cuando el poema termina,
pero el amor es implacable,
como la zozobra de un gran vendaval,
y se abalanza en forma de arrebato de
pasión,
asaltándome en cualquier lugar, en
cualquier parte,
entonces vuelvo a necesitarte,
necesito volver a sentir que mis
letras te tocan.
Este huracán nómada,
que se me agarra al corazón,
y no me deja vivir tranquilo,
y me lleva y a ti conmigo,
a buscarte sin diligencia
por donde quiera que estés,
es también lo que le da sentido a lo
que escribo,
lo que me impulsa a echar un pie fuera
del lecho,
y a tocar la áspera tierra con mis
pies desnudos,
porque sé que luego, con tu imagen y
mi recuerdo,
tu dulzura alimentará mis sueños,
vistiendo con la fuerza de tu anhelo,
mi mano y mi lienzo en blanco.
Caerá entonces, sobre mí una lluvia
de satisfacción,
estrechando la distancia que nos
separa,
haciendo de mi campo tu ciudad,
y de tu alta alcurnia mi pobre clase
media,
aquí sobre el papel, yo seré el
hombre que tú deseas,
que brinda con esmero todo su ánimo,
para que poco a poco y como sin
saberlo,
me extrañes tanto como yo te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus letras y tus espacios, tus comas y tus puntos, tus signos, tus clicks... tu atención.