03 octubre 2013

PUEDE QUE ESTA NOCHE


Compite la noche
con el visillo de punto virginal
de tu espléndido escote,
y desciende la velocidad angular de la Tierra,
cuando el pincha se marca una lenta,
y me quedo absorto en el bambeo sensual de tus piernas.

Aunque yo solo quiera explicarte
y que tú me entiendas,
que en un rato amanece y se acaba la fiesta,
que dentro de muchas noches nos sobrarán espacios para los besos.

Necesito tiempo,
tiempo para llenar de tinta mi tintero,
tinta con la que te escribo luego,
los libros de aventuras que te cuento.

Compréndeme entonces,
que no te siga, que no te pregunte el nombre,
que ahora que me miras tan profundo,
no existen ya palabras que arreglen mi desorden.

Aunque podríamos lanzarnos al abismo,
jugando a ver quien extraña a quién mañana,
enfadándonos y reconciliándonos con el alternar de las semanas,
hasta que la primavera le dispare al verano
un calor atroz que desate nuestras manos,
y no estemos uno al lado del otro para abrazarnos.

También puede que nos fuguemos,
de esta noche a la mañana que le sigue,
que uno quiera irse a dormir y el otro le haga de coartada,
que la intimidad se vuelva tan fina que roce la nada,
y a partir de entonces no haya más intercambio de palabras.

Ahora que ya tus amigas y mis amigos se han marchado,
resumamos esta historia, que aún no hemos empezado,
oficialmente ya no te conozco y nunca te he besado,
así cuando todos nos interroguen,
tu serás una buena dama y yo un caballero honrado.


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