27 septiembre 2013

CUANDO LA LLUVIA ARRECIA

Cuando la lluvia arrecia,
anhelo aquel recuerdo,
y comparto mis secretos con la soledad.

Cuando la lluvia arrecia,
se despegan mis venas de sus arterias,
y cabizbajas caminan para habitar el purgatorio
conciliando la espera ante la demora de otra batalla que librar.

Cuando la lluvia arrecia,
no hay cristal que detenga las penas,
ni dique que contenga las cartas de confidencia,
que envían los quejidos sordos del alma,
a las posadas de la amistad.

Cuando la lluvia arrecia,
río abajo discurre mi lectura,
la cual es siempre la misma e igual a la tuya,
serpenteando por las aceras
driblando a la pasión con la ternura.

Cuando la lluvia arrecia,
se me disculpa el sol de mis días de torpeza,
se encierra la locura en el armario,
no salen al balcón ni mi princesa ni tu príncipe encantado.

Cuando la lluvia arrecia,
me invitan a un café las musas en el monte Parnaso,
se exilian las alegrías al caer del ocaso,
y sueño con una mujer que nunca alcanzo.

Cuando la lluvia arrecia,
la humedad aumenta el despojo de mis flemas,
la algarabía se vuelve silencio,
en el campo de grillos donde se siembra el desprecio.

Cuando la lluvia arrecia,
mi cama es un refugio de guerra,
en donde se idean épicas estrategias,
que ganarán batallas insólitas,
y se solucionan complejos problemas mundiales,
pero luego el calor siempre encuentra un desagüe,
y el frío se hace eterno,
empujándome a salir del lecho,
a saltar sin remedio, a lidiar con la furia de la calle.

1 comentario:

  1. A veces leyendo...
    Letras ajenas
    Se encuentra el refugio

    Mil gracias

    Xan!

    ResponderEliminar

Gracias por tus letras y tus espacios, tus comas y tus puntos, tus signos, tus clicks... tu atención.