la vez
que la vi pasar
entre las anotaciones
que mueven mis vientos.
Se acordaría de venir a visitarme
las pocas veces
que yo estaba de viaje.
Se despediría con un beso
desde aquel tren,
que perdí a la normalidad.
Estaría cerca de abrazarla,
antes de verla saltar por la proa
de un velero llamado “desesperación”.
Y a punto de acariciarla
en aquella manifestación,
justo antes de que los nacionales
empezasen a cargarnos.
Las veces que llamó
tendría mal colgado el teléfono,
la veces que la llamé
había cambiado de dirección.
Suspiraba con poder alcanzarla,
y acabé olvidándola,
porque nadie me había explicado,
que era tan especial,
que solo con saber quererla bastaba.
Olvidarla seguro que no.
ResponderEliminarPara prueba, el poema.
Saludos.
Ya esa era la clave, se intenta olvidar por un tiempo, pero no se puede. Gracias.
EliminarNo es necesario olvidar, los recuerdos no tienen que doler, mas bien acompañan. Un abrazo
ResponderEliminarNo la olvidé pero la esperanza es así, cuando no la deseas no aparece. Abrazos.
EliminarParece como el estallido de una burbuja,pero el pensamiento puede más
ResponderEliminarEL recuerdo anida en él
Bonito poema,a pesar de la burbuja
Besucos
Gó
El pensamiento es muy potente, ayuda mucho. Besucos.
EliminarHay amores que jamas se olvidaran si laten en un poema como este que leo. Saludos. Un placer.
ResponderEliminarGracias Sandra, abrazos.
EliminarLa esperanza siempre es una buena compañía.
ResponderEliminarBesos.
Sí, nunca debemos olvidarnos de ella. Abrazos.
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