14 noviembre 2018

TENTACIÓN DEL PAUSE

Cada vez que nos veíamos
nuestros cuerpos se incendiaban,
tuvimos que dejar de vernos
porque el deseo era tan potente
que nunca terminaba de apagarse.
Fue entonces,
cuando todo se hizo más triste,
empecé a leer libros
que ya no la mencionaban,
a escribir poemas
que no la reconocían,
a poner por delante
canciones del fin de mi lista,
mientras acariciaba el botón de pause,
pensando,
si alguien también,
lo estaría acariciando.

4 comentarios:

  1. Qué bueno tu poema, Xan, esa tentación que está ahí latente.

    Un beso.

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    1. Gracias María, la tentación siempre está presente. Abrazos.

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  2. Oh qué bonito, qué triste, qué gráfico.
    Me encantó Xan!

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    1. Gracias Luna, aunque no pretendía que fuese triste. Abrazos.

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Gracias por tus letras y tus espacios, tus comas y tus puntos, tus signos, tus clicks... tu atención.