10 enero 2014

MUCHACHA DE CARA TRISTE


Me dispararon una bala sus ojos,
que emanaban una tristeza inmensa,
reflejando el gris de las aceras,
perdiéndose entre nubes de humo negras.

Cruzó mi mirada el infierno de la suya,
y aunque quise poderla abrazar,
su realidad se me hizo tan lejana,
que dejé que la fuera engullendo la ciudad.

Me impactó tanto la pobreza
que revelaba su cara,
que me fue imposible,
volver la vista atrás.

Para verla descarrilar
por el filo del abismo,
aproximándose a su final,
cuanto todo le daba lo mismo.

En mañanas adversas,
aun la logro recordar,
y en mi mente me vuelvo, de nuevo,
a cruzar con ella,
entonces, su tristeza y mi tristeza,
se dejan acariciar,
mezclándose durante una larga noche,
para al alba volverse a separar,
con exactamente la misma pena,
aunque, al menos,
con una madrugada más.

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