14 octubre 2011

LA ÚLTIMA CARTA

Mi última carta, viajaba,
hábida de manos tiernas,
de ojos complacientes,
como paloma mensajera cansada,
de portar la plomiza palabra esperanza.

No aceptábamos la única salida,
porque teníamos miedo a bailar,
sobre charcos de agua salina.
Pero habían pasado muchos veranos,
que nos habían tenido mudos,
como candados cerrados y oxidados,
como imanes de barro.

Era muy lúgubre el futuro,
con pretéritos continuos tan amargos,
¡ nadie se atrevería a besarnos !

Mi última carta, quemaba,
cada metro de carretera por el que pasaba,
dejando atrás vivas llamas,
haciendo tensa la espera,
del que se queda en casa.

Mi última carta,
sería el vaso que colma la gota de agua,
el olocausto de la fe ciega,
que dejaría estéril mi ánimo
y picaría todas mis muelas.

Mi última carta,
sería el padre nuestro,
de todas la primaveras.

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