Se nos saltó la sangre,
mezclándose con el agua,
desdibujándose en el presente,
la acuarela de una catedral con dos Berenguelas.
Nos barrió la noche a látigos de viento,
se oscureció el resplandor,
y quiso la sintaxis de la razón,
arrancarnos el alma de nuevo.
Maldito escondite para la paciencia,
tocó caminar borracho por calles viejas,
camelar a una gramola,
para encauzar malamente las penas.
La paz del corazón en el fuego,
se marchó a contaminar otra ciudad,
donde la lluvia no es arte,
pero ahora eso,¡que más da!.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar¿Qué son las Berenguelas?
ResponderEliminar¿Qué gramola hubo que camelar?
Uf.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarGracias por pasar por mi blog.
ResponderEliminarY perdón por repetir dos veces el mismo texto.
Ando muy acelerada con esto de mis reclamos del proletariado.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarUn poema estupendo al igual que el blog,me ha gustado mucho.Saludos.
ResponderEliminar